La educación física y el deporte constituyen dos excelentes campos de actuación para la promoción y el desarrollo de valores sociales y personales. Afán de superación, integración, respeto a la persona, tolerancia, acatamiento de reglas, perseverancia, trabajo en equipo, superación de los límites, autodisciplina, responsabilidad, cooperación, honestidad, lealtad, sentido de pertenencia, etc son valores deseables en cualquier sociedad y están presentes en la práctica deportiva, es cuestión de entrenarlos hasta convertirlos en hábitos, actitudes, competencias, recursos,… que se desarrollen y perduren en la persona. Esta semana reivindicamos el poder transformador del deporte.
VALORES, ACTITUDES
Son muchos los autores que han destacado que la actual crisis ha afectado a todos los ámbitos, no sólo en lo económico, también en lo social y lo político. Al margen de explicaciones técnicas que solo sirven para hacer un relato descriptivo y a toro pasado de lo sucedido, uno tiene la sensación de que las cosas no se han hecho como es debido, que en el fondo estamos ante una crisis de valores. Es evidente que necesitamos reafirmar nuestras bases y debemos hacerlo de abajo arriba, mejor educar que tener que corregir.
En estas semanas que hemos conocido todo tipo de propuestas revolucionarias-publireportaje en el mundo de la educación (sin duda tiene que ver que estemos en la época de elegir colegios), nosotros reivindicamos el deporte y sus valores como medio eficaz para la transmisión de valores. No nos oponemos a la innovación, que es absolutamente necesaria, pero tengamos en cuenta que no todo lo viejo es malo, que todo lo nuevo es bueno y que, además, no todas las propuestas puede ser aplicadas en todos sitios, ni del mismo modo.
En la introducción hemos señalado algunos de los valores que están presentes en el deporte. En nuestra nada experta opinión, nos gustaría destacar la autoestima como uno de sus objetivos de la educación deportiva. Nos parece capital que el niño o la niña adquieran conciencia de sus capacidades, es probable que así se sientan más seguros y confiados a la hora de afrontar un proyecto (emprendimiento) o una dificultad. Sabrán hasta dónde pueden llegar e incluso que es posible estirar esa capacidad siempre un poco más (la imagen podría ser ese gesto de adelantar el tronco en el sprint). Probablemente alguno esté pensando que el efecto puede ser el contrario en el caso del gordito de la clase o del gafotas, tradicionales víctimas de la clase de educación física. Nosotros concebimos (otra vez mi nuestra nada experta opinión) esta dificultad como una oportunidad de trabajar la diversidad. No todos tenemos la misma capacidad, en este caso física, y aceptarlo es el primer paso para fijar el objetivo y adoptar la estrategia correcta. Para ello, creemos que es importante abandonar las evaluaciones-ranking de marcas y apostar por las que midan el progreso personal de cada alumno.
¿ENTRENADORES O EDUCADORES?
Pero no es oro todo lo que reluce. El deporte se ha puesto a tono con la lógica narcisista y se ha convertido en una actividad dominada por la búsqueda del placer y un enfoque muy individualista en el que prima el culto al cuerpo o a la personalidad (deporte-desafío). Tampoco ayuda la imagen actual del deporte profesional, que presenta fichajes de coste inimaginable, que no es severa con el dopaje, que amaña partidos, abunda en manifestaciones agresivas y violentas entre aficiones y jugadores o contra árbitros,…. Tal vez lo peor es que refleja/promociona una sociedad fundamentada en el éxito a toda costa, que ha creado el peligroso mito de que el auténtico valor del deporte consiste en ganar.
Estos ejemplos nos muestran la ambivalencia del deporte. Bien utilizado, puede enseñar resistencia y estimular un sentimiento de juego limpio y un respeto por las reglas, un esfuerzo coordinado y la subordinación de los intereses personales a los de grupo; mal utilizado, puede estimular la vanidad personal y la del grupo, el deseo codicioso de victoria y el odio a los rivales, un espíritu corporativo de intolerancia y un desdén por los demás. Para escoger el camino correcto es muy importante el papel de lo que algunos expertos llaman los “otros significativos” (amigos, entrenadores, padres, figuras del deporte), todos ellos deben ser conscientes de que influyen en la educación de los jóvenes y deben comportarse adecuadamente.
Todos ellos son importantes, pero sin duda el entrenador es el que asume mayor protagonismo por su cercanía a los chavales y el que, por tanto, tiene más capacidad para influir en ellos y en el tipo de persona que serán en el futuro. El sistema educativo debe cuidarlos y al mismo tiempo mostrarse especialmente exigente con su preparación y su desempeño. Ellos deben asumir su papel de educador, de modo que tan importante sea la táctica como las reglas de convivencia del grupo. No es necesario que se convierta en moralizador, no necesita adoctrinar a sus alumnos al estilo de un predicador, sino que es más que suficiente con que muestre una actitud positiva hacia el juego limpio y el respeto a las normas, sin dejarse vencer por la atracción del éxito a toda costa.
SABER LEER EL PARTIDO
Queremos concluir con un ejemplo positivo. En 2004 Danone puso en marcha un programa social en centros escolares de barrios con necesidades socioeconómicas especiales y que cuenta con cuatro pilares: entrenamiento deportivo –dos veces por semana–, clases de apoyo escolar y clases de educación en valores –ambas una vez por semana– y competición. Cada escuela cuenta con un padrino, futbolista o exfutbolista de élite, que de forma voluntaria visita periódicamente a los niños y comparte con ellos su tiempo. En estas escuelas se transmiten dos principios: por un lado, para ser buen deportista hay que ser primero buena persona y buen estudiante. Y por otro, las buenas notas y el buen comportamiento son condiciones para poder jugar al fútbol. Los resultados están siendo espectaculares.
Este caso es solamente uno de los miles de ejemplos que podríamos encontrar solo en España, pero a muchos os habrá llamado la atención que incluye determinados aspectos que ya formaban parte de las fórmulas de las que participamos nosotros hace casi tres décadas, lo que demuestra que la fórmula sigue siendo válida, es plenamente actual. El grado de participación, implicación y compromiso de los alumnos se encuentra a años luz de cualquier otra actividad del mundo escolar. Fomentemos el deporte en el colegio, evitemos los castigos sin entrenamiento que sólo perjudican al grupo, reprendamos al padre que grita a su hijo para que machaque al nuestro, huyamos de los cantos de sirena de los clubes que se aprovechan de su marca para atrapar a progenitores incautos y egoístas, reservemos el concepto deporte para la actividad física con fines educativos, ...
En deporte, la expresión "saber leer el partido" suele utilizarse para alabar la capacidad de un jugador o un entrenador para analizar lo que está ocurriendo y elegir el recurso adecuado. En el deporte tenemos un medio tremendamente poderoso para transmitir valores positivos y debemos aprovecharlo.
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