Con la llegada del
mes de septiembre, se inicia para muchas personas un nuevo periodo lleno de
propósitos, nuevos retos y enfrentarse de nuevo a la rutina diaria y al cambio
cíclico estacional. Tal vez sea el momento de aplicar soluciones diferentes,
seguro que has oído hablar del coaching, pero
¿te has planteado que puede ser una buena herramienta para enfrentar esa
pequeña montaña que algunos llaman síndrome
postvacacional?
REENTRE & COACHING
Arturo Berruezo
Blanco
Coach Ejecutivo
ACTP por ICF
Regreso a la cruda realidad
El regreso a la
realidad una vez han expirado las vacaciones, debe afrontarse con ganas y ánimo,
esta preparación nos ubica en aceptar una nueva etapa facilitando ese nuevo
orden a las obligaciones diarias.
En este escenario
es momento de replantear nuevos objetivos y retos que nos llenen de energía y
vitalidad. Ahora bien, conviene seguir un método e ir evaluando el estado del
avance, donde estoy y hasta donde quiero y puedo llegar, por tanto deben ser objetivos
medibles, realistas y productivos, es decir deben tener un ¿para qué?
La solidez del reto
estribara fundamentalmente si se analiza la situación de partida tomando
conciencia de la situación actual, se establece un plan de acción determinando
objetivos de manera clara y concisa y finalmente, se lleva a cabo un seguimiento.
Transitar por un
estado de motivación permanente que permita en todo momento verbalizar los
beneficios que reportaría el porfiar dicho reto es una clave del proceso, ir
revisando éxitos intermedios y festejarlos sustentará el entusiasmo y la autoestima,
desterrando así las creencias limitantes, afianzando una estabilidad emocional
en cualquier caso necesaria.
Eliminar el miedo
al fracaso, y a la inseguridad es crucial, potenciar lo mejor de uno mismo
servirá de palanca para transformar un problema en una oportunidad, apoyándonos
en aliados afines, como la familia, compañeros o amigos.
Mantener vivo el
reto es huir del desánimo a pesar de las dificultades a las que hacer frente y
ser constantes en la planificación diseñada, no arrojar la toalla a las
primeras de cambio sacando lo mejor de la personalidad de uno mismo, pensando
en los beneficios que pretendemos alcanzar.
En definitiva se
trata de divertirse y vivir el reto en positivo, rehuyendo de negatividades por
lo contagiosas que son.
Qué es el coaching y para qué sirve
El coaching es una disciplina que
potencia y desarrolla las capacidades de una persona o grupo de personas para
lograr resultados y objetivos extra-ordinarios. A través de la conversación, el
coach facilita la reflexión y el análisis de las distintas formas de
actuar del cliente de coaching (coachee).
Así, el cliente revisa cuál es, en cada momento, la mejor forma de accionar en
su propia realidad.
En el ámbito
ejecutivo, el coach busca inspirar a su cliente el deseo de desarrollar
en profundidad aquellas habilidades que le permitan mejorar su liderazgo, la
comunicación con sus equipos y la calidad de sus relaciones para mejorar sus
resultados. A diferencia de otras disciplinas, el coach no instruye, no alecciona,
no dirige, no ni aconseja, ni ofrece soluciones. No se trata de un
maestro, ni de un consejero, ni de un consultor. El coach es un facilitador,
alguien que da apoyo y que acompaña a su interlocutor en su proceso de
reflexión.
Para ello, el
coach utiliza niveles muy profundos de escucha y de observación y con ellos
ayuda a su cliente a identificar sus creencias, supuestos hondamente arraigados
que muchas veces operan por debajo del nivel de conciencia y que están en la
base de nuestras acciones.
Además de actuar
como un “detector de creencias”, decimos que el coach actúa como espejo, ya que
devuelve a su cliente, a través de un feedback constante, aquello que observa y
que para el otro puede no ser tan evidente. Con esto, el coach ayuda a poner el
foco en aquellos aspectos que pueden estar limitando las acciones de su
cliente, por tanto el coach invita a la reflexión para que el cliente
identifique creencias o límites autoimpuestos que le impiden alcanzar sus
objetivos.
El coaching optimiza la forma de
conversar de las personas facilitando su entendimiento y la fluidez de sus
relaciones. Permite identificar y gestionar mejor las emociones en las
relaciones y, de esta forma acercar posiciones. Fomenta la alineación de las
personas con sus objetivos y logra una coordinación de acciones más eficaz.
El proceso de coaching
- Análisis de
la situación en la que se encuentra el coachee. En esta fase,
identificamos el tema que se desea trabajar. Desde grandes
generalizaciones “deseo trabajar mi liderazgo", hasta temas
puntuales y concretos "He tenido una discusión con mi
jefe".
- Identificación
de los objetivos que el coachee desea alcanzar, lo que para él supondría
una situación deseable.
- Entender las
razones por las cuales el coachee no está logrando los objetivos deseados,
la situación deseable. Buscamos las creencias y automatismos que rigen las
acciones del cliente y que están actuando como barreras u obstáculos en la
consecución de sus resultados.
- Definir el
plan de acción y establecer los compromisos, con el fin de que el coachee
actúe de manera diferente, pruebe a hacer cosas nuevas y experimente las
consecuencias.
- Realizar el
seguimiento del plan de acción y evaluar los resultados de las acciones
que se van llevando a la práctica, como vía para consolidar nuevos
aprendizajes.
Un proceso de
coaching supone trabajar sobre las creencias del coachee, cómo se explica las
cosas que le ocurren, qué limitaciones encuentra en su camino, qué impedimentos
y bloqueos (los "no sé", "no puedo", "no
valgo"...). A través de la conversación, revisamos todos estos juicios
y valoramos la conveniencia de mantenerlos o modificarlos cuando comprobamos
que actúan impidiendo alcanzar los objetivos deseados.
Variables del proceso (hacen que los objetivos se
cumplan o no)
1. "Es importante en la vida y en el
trabajo tener un ¿para qué?, un propósito y una intención que guíe nuestra
vida"
2. Plantearse
retos pero sin pasarse. No se trata de marcarte una gran cantidad de objetivos.
Más vale proponerte pocos, pero que éstos sean sólidos. Para saber si el
objetivo es sólido Sabrás si lo es si hay una actitud clara hacia él y si
existe un plan de acción concreto. Responde mentalmente a este simple paquete
verbal: ¿Qué? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién?
3. Retos
motivadores. Sólo lo son los alcanzables. Si no hay probabilidad de éxito, el reto
no es motivador. "Las metas deben ser sobre lo controlable, aquello que
depende de un cambio en nuestra actitud o una acción por nuestra parte. Las
metas que no podemos controlar nosotros directamente provocan frustración y
resentimiento.
4. Motivarse. Es
importante conocer los beneficios de la meta, porque esto nos ayuda a ver lo
que vamos a obtener gracias a su consecución. Anótalos para no olvidarlos.
5. Superarse. No
rendirse cuando surgen las primeras dificultades, eliminar el miedo a
equivocarse, y tener la constancia suficiente, no sólo ayuda a lograr los
objetivos, sino que te ayudara a reafirmar la personalidad, aumentar la
autoestima y la estabilidad emocional ¡los beneficios son inmensos! Es cierto
que proponerse una meta requiere tener un perfil de personalidad de gran
fortaleza. Afrontar nuevos retos exige superarse durante un tiempo y solo se
obtendrá la satisfacción de lograr el objetivo al final de un largo recorrido.
Sin embargo, la gratificación del resultado compensa todo el sacrificio
realizado anteriormente.
6. Hacer un plan
de acción concreto. Contestar a estas preguntas básicas: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?
¿Dónde? ¿Quién? Debe contener un calendario concreto.
7. Planificación.
Optar por una herramienta que ayude, por ejemplo, la agenda clásica de papel,
el outlook, el sistema de agenda de nuestro smartphone, listas de tareas, etc.
8. ¿Avanzas? Para saberlo
se deben revisar los logros en periodos temporales (semana, mes etc.). Los
avances pueden ser cualitativos o cuantitativos, o preferiblemente una
combinación de ambos.
9. Mentalización.
Cada mañana dedicar 2 minutos al levantarse a meditar sobre el propósito y los
beneficios que se van a conseguir.
10. Duración. Un
programa de coaching tiene un principio y un fin, aproximadamente unos 6 meses,
en función de cada caso a razón de 2 encuentros mensuales y si en ese periodo
no se han logrado los desafíos planteados al principio, el proceso habrá
fracasado. Evidentemente prolongarlo eternamente perjudica coste económico del
proceso y el desarrollo personal.
11. Sonreír.
Cuando sonreímos se libera la hormona de la felicidad, se relajan los músculos
y es la mejor terapia ya que el mal estado de ánimo es el peor enemigo. Intenta
ser optimista y practicar la amabilidad. Empatizar con los demás y ser gentil
reporta muchas satisfacciones.
12. Hacer una lista. Con los propósitos que se quieren
cumplir. Las listas permiten "vaciar la mente". Cuando lo tenemos
todo en la cabeza y no lo concretamos en listas o agendas, estamos más
ansiosos, y generamos mas estrés y es más difícil llevar las cosas a cabo,
porque nuestra memoria es frágil.
Proponerse
alcanzar unos objetivos es un proceso en el que juegan un papel clave la
determinación, la constancia y la motivación. Incluso, aunque no consigamos
nuestras metas, la satisfacción de haberlo intentado nos hará sentir mejor con
nosotros mismos.
Antes de ponerse en manos de un coach
Aspecto nuclear a
destacar si se acude a los servicios de un coach, es tener presente el papel a
jugar por parte del coach, pues nunca estará para aguantar lamentaciones, ni tampoco
pretende ser un consejero ya que para eso están los amigos y familia.
Un programa de
coaching requiere compromiso por ambas partes para alcanzar unos objetivos
concretos y en un tiempo determinado, en donde no se trata de una charla de
amigos, sino de un trabajo de dos muy intenso que persigue un objetivo de
antemano. Exige, además, de confidencialidad y confianza. La primera toma de
contacto garantiza el éxito del proceso. Ambos actores tienen que encajar. Finalmente,
si no existe desafío desde el principio, nada tendrá sentido.
Algunas veces las
buenas referencias y la trayectoria de un coach de reconocido prestigio no
sirven de nada para que el programa funcione, la afinidad personal y empatía es
básica para la consecución de objetivos.
A la hora de
buscar un coach, una referencia puede ser el aval de la International Coach
Federatión, organismo encargado de velar por una ética y código y emitir
certificaciones.
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