martes, 24 de junio de 2014

CAPITALISMO HUMANISTA: ¿REALIDAD O QUIMERA?


La crisis económica que venimos padeciendo ha sacudido los cimientos de una forma de vida y provocado la revisión de todos y cada uno de los aspectos que la han definido hasta ahora. Sin duda que el sistema capitalista y el papel de las empresas han sido de los más cuestionados. En este artículo, Laly Serrano, que ya nos presentó su proyecto de Banca Ética, sostiene la necesidad de introducir ajustes en el sistema y más en concreto, en la de reconducir la institución de la empresa hacia una nueva relación entre los factores economicistas y humanos.

M. Eulalia Serrano Pérez
Presidenta FIDES Banca Ética

Un modelo nuevo

No podemos negar que la crisis ha tenido algún efecto positivo. Entre otros nos ha obligado a despertar, a plantearnos que, para sobrevivir, quizá necesitemos otras formas de estar en el mundo, menos cortoplacistas y más colaborativas. En esta línea, asistimos al crecimiento de fenómenos como la Banca Ética, la Economía del Bien Común, o la teoría sobre “El Capitalismo Humanista” desarrollada en el libro del mismo nombre de Aldo Olcese. En mi opinión es interesante investigar todas estas nuevas propuestas porque, utilizando una cita del libro referido, “en tiempos de cambio los que aprenden heredan la tierra, mientras que los que todo lo saben se encuentran perfectamente equipados para lidiar con un mundo que ya no existe (Eric Hoffer)”. Comencemos echando un vistazo en este artículo al capitalismo humanista.

Esta teoría se basa, en palabras de su autor, “en conceptos modernos de gestión y management más próximos a nuestra condición de seres humanos que de agentes productivos”, con el propósito de lograr “un nuevo modelo de empresa que nos haga más rentables y eficientes, pero por encima de todo, más felices y más justos”Para Aldo Olcese, los conceptos fundamentales en este nuevo modelo son Humanismo y Ética, en el estricto sentido que él mismo explica: “Humanismo implica tener en cuenta a los seres humanos y sus necesidades vitales y emocionales, y Ética supone ejercer y compartir, con honradez y solidaridad, el poder económico y la riqueza que una sociedad libre entrega, cada vez con mayor amplitud, a los agentes económicos privados.”



El autor identifica los valores de la empresa tradicional admitidos y propone que se complementen con nuevos valores para transformarse en una Empresa Responsable
y Sostenible (ERS)
La empresa como motor de cambio

¿Cómo caminamos hacia ese nuevo paradigma? El autor lo tiene claro: el motor de cambio debe ser la empresa. La empresa como una de las instituciones sociales más importantes y más influyentes. La empresa como bien social que crea trabajo, aporta bienes y servicios necesarios para la sociedad, aumenta nuestro bienestar y constituye un decisivo sostén moral y material de múltiples actividades de la sociedad civil. Una empresa cuyos valores tradicionales no han perdido vigencia, aunque hoy son claramente insuficientes.

Tampoco está en crisis según Aldo Olcese la economía de mercado. Las que han quedado completamente en entredicho son las normas abusivas de las grandes corporaciones empresariales y sus dirigentes. No ha fallado el sistema, han fallado las personas, que han olvidado la ética personal como base fundamental sobre la que se construye el sistema de libre mercado, al menos tal y como lo concibieron sus padres fundadores.


La guía de los pares de valores

Volviendo a la empresa tradicional, según el capitalismo humanista ésta es incapaz por sí sola de hacer frente al desafío que tiene por delante. El desafío de continuar trabajando en un planeta incapaz de regenerarse a nuestro ritmo de consumo, interpelada por una sociedad civil cada día más activa e interconectada a través de redes sociales como parte de su compromiso con las más diversas causas. Por ello, para que la empresa pueda sobrevivir en este nuevo escenario, el autor identifica los valores de la empresa tradicional admitidos hasta ahora sin discusión (el bien propio, la competitividad, lo racional, el control, la imagen, la comunicación como mera propaganda, la eficiencia, la uniformidad y la jerarquía), y propone que se complementen con nuevos valores que la conviertan en una Empresa Responsable y Sostenible (ERS).

Los nuevos valores deben equilibrar los de la empresa tradicional con sus complementarios, de forma que la ERS se guiará por pares de valores que se contrapesan a modo de yin y yan: (1) bien propio - bien común, (2) competitividad - colaboración, (3) lo racional - lo emocional, (4) control - confianza, (5) eficiencia - aprendizaje, (6) imagen - coherencia, (7) comunicación corporativa - diálogo, (8) jerarquía - holarquía, (9) uniformidad - diversidad.

Con estos pares de valores como guía, la empresa podrá estar atenta a su responsabilidad social y perdurar en el tiempo, creando valor para sí misma y para su entorno.


Un desafío de importantes dimensiones 

Reconoce el autor que la conversión de nuestras empresas tradicionales en una ERS supone un desafío considerable que, como tal, requerirá grandes dosis de trabajo, ilusión y compromiso con un mañana mejor. No obstante, cree firmemente que este nuevo paradigma también nos descubrirá nuevas oportunidades de negocio, de creación de valor, que surgirán del convencimiento de que las personas y su bienestar son los protagonistas, la causa y la consecuencia de la longevidad, la rentabilidad y la eficiencia de las empresas.

No ha fallado el sistema, han fallado las personas, que han olvidado la ética personal como base fundamental sobre la que se construye el sistema de libre mercado
Expuesta a muy grandes rasgos la teoría del Capitalismo Humanista, no descartamos que sean muchos los que sigan pensando que la empresa no tiene sentido fuera de planteamientos puramente economicistas y egoístas. Pero la esperanza del mundo está en esos otros, como Aldo Olcese, que plantean alternativas y que, pese a todo, siguen creyendo en el ser humano y en sus posibilidades, técnicas y creativas, para construir un futuro mejor, un futuro más a medida de los seres humanos.

En cualquier caso, a todos los que estén interesados en reflexionar sobre este modelo y sus posibilidades, les sugiero que amplíen las referencias incluidas en este artículo con la lectura del libro completo (“El capitalismo humanista”, Ed. Marcial Pons).


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