Esta semana hemos querido conocer un poco más sobre el fenómeno Podemos que, mes tras mes, consolida su posición en las encuestas. Según la última del CIS, ya ha logrado superar al PSOE en estimación de voto y se sitúa sólo por detrás del PP. Podemos domina claramente en el dato más habitualmente utilizado en este tipo de encuestas, el de voto más simpatía (los ciudadanos que tienen intención de votar a un partido más los que sienten simpatía pero aún no han decidido votarlo): un 21,1% frente al 16,6% del PSOE y el 15,4% atribuido al PP. También en intención directa, donde la formación lidera con un 19,3% frente al 12,9% del PP y un 12,4% del PSOE.
Cuando hace un año nos preparábamos para votar en las elecciones europeas, estos datos eran poco menos que impensables. El 25 de mayo de 2014, Podemos se sometió por primera vez al juicio de los votantes, con el resultado ya conocido. Desde entonces se ha convertido en el protagonista indiscutible de la escena política. Así que hemos querido conocer su propuesta desde sus propios textos y con la perspectiva de un ciudadano curioso, interesado en cómo y por qué se produce este terremoto o hacia dónde se dirige, al fin y a la postre, todo apunta a que su papel será decisivo a medio plazo.
Al hablar de Podemos es inevitable pensar en el 15M. En ambos movimientos está presente como idea central lo que Fabio Gándara, impulsor del 15M y emprendedor social, denomina “la toma en consideración de los ciudadanos como participantes activos y no como meros espectadores”, también la aproximación a su sentimiento de indignación de esos mismos ciudadanos o las apelaciones al sentido común, ese que da pie a la transversalidad perseguida por estos dos fenómenos sociales.
Podemos reconoce que el 15M “contribuyó así decisivamente a introducir en el sentido común de época elementos impugnatorios del orden existente y que señalaban a las élites como responsables, agrupándolas simbólicamente y colapsando parcialmente el juego de diferencias en el que descansaba el pluralismo limitado y la oxigenación del régimen. El 15M avejentó a las élites y a las narrativas oficiales, poniendo en evidencia el agotamiento de sus consensos, de sus certezas, de los marcos con los que se distribuían las posiciones y se explicaba el rol de cada cual en el contrato social o se canalizaban las demandas ciudadanas.”
No obstante, todos estas contribuciones son consideradas por Podemos como “pequeñas transformaciones culturales”, que no consiguieron alterar radicalmente el país, ni los equilibrios de fuerza electorales e institucionales. De esta valoración se puede deducir la necesidad de seguir dando pasos y Podemos es la expresión de ese avance, precisamente lo que mucha gente –recuerdo ahora a Nicolás Sartorius- pedía entonces al 15M: participar en el juego político, implicarse desde las propias instituciones constitucionales y abandonar experimentos asamblearios que solamente conducirían a la inacción.
LO VIEJO
ESTRATEGIA
Podemos considera que los sectores dominantes han desplegado una amplia y profunda ofensiva “deconstituyente” sobre el pacto social y político de 1978, que tiene como fin “dejar sin sentido o sin vigencia las partes más progresistas del acuerdo constitucional, marchar sobre los contrapesos populares o democráticos en los equilibrios del Estado y abrir una redistribución regresiva del poder y la renta aún más en favor de la minoría dominante.”
Por estas y otras razones más o menos concretas, Podemos considera que el sistema político derivado de la CE de 1978 –“el Régimen”- se encuentra en crisis total, más allá de la deslegitimación de las élites políticas. Hablan de situación de agotamiento orgánico materializada en la descomposición política y moral de las élites tradicionales, con la corrupción como punta de lanza de su desprestigio y, hasta fechas recientes, el elemento engrasante del encaje político y económico del bloque dominante.
OPORTUNIDAD HISTÓRICA
Esta situación de crisis institucional ha abierto una ventana de oportunidad para el cambio político y la construcción de la soberanía popular. A juicio de sus partidarios, es tan real esta opción que ha conseguido asustar y movilizar a los poderes fácticos en una feroz campaña de ataques, estigmatización, criminalización y desprestigio que sufre la formación y sus portavoces.
No obstante, Podemos entiende también que la ventana abierta es estrecha y no eterna, es su forma de destacar que asumen que se trata de una oportunidad tal vez única.
“En un contexto de aguda deslegitimación del conjunto del entramado político e institucional del régimen, Podemos se presenta como una fuerza outsider, sin hipotecas (de ahí el esfuerzo de los medios del régimen por fabricar una “mochila ideológica” extremista) y en la mejor posición para cosechar el desprestigio del establishment.”
“Por decirlo en forma directa: el momento es ahora, cuando los grandes actores y el entramado mediático-financiero y de los aparatos del Estado tienen dificultades para recomponer parte de la legitimidad perdida y su campaña brutal contra Podemos no tiene el éxito que esperaban. Es ahora, en el momento de la descomposición, cuando Podemos puede ser una palanca que subvierta las posiciones dadas, hoy más bien flotantes y frágiles los equilibrios e identificaciones, y llegue al Gobierno postulando un discurso de excepción para una situación de excepción: todo se cae, lo viejo ha perdido la confianza y la vergüenza, que se vayan todos, hace falta un gobierno nuevo al servicio de la gente. Podemos es esa fuerza, por capacidad, honestidad y voluntad.”
ESTRATEGIA
El documento “Principios Políticos” refleja cómo la excepcionalidad de la oportunidad determina su hoja de ruta. El objetivo es el cambio político y la construcción de la soberanía popular y para ello la vía más rápida son las elecciones generales, lo más eficaz es conquistar el gobierno de España y por tanto, la estrategia debe orientarse en esta dirección, asumiendo decisiones que minimicen los riesgos y maximicen sus oportunidades, que concentren sus fuerzas en los puntos y terrenos más favorables, no donde a los adversarios les gustaría.
Como el propio documento recoge, “no todos los terrenos de disputa son igualmente fértiles para nosotros y no es un secreto para nadie que hemos de ser cuidadosos y astutos para responder a un orden de las elecciones que no necesariamente nos favorece”. Y es por esto que “es posible que no tengamos que librar todas las contiendas ni todas de la misma forma. En nuestra flexibilidad y nuestra capacidad de innovación está gran parte de nuestra fuerza”.
Esta sería la explicación para no concurrir a las elecciones municipales con la marca Podemos. Para el partido, estas elecciones llegan demasiado pronto y reconocen dificultades para presentar candidaturas confiables y con plenas garantías de representar el espíritu de Podemos en los 8.177 municipios del país, no se quiere dejar flancos abiertos a los medios de comunicación para sembrar dudas sobre la formación.
Por idénticas razones estratégicas no se concreta un programa. El citado Fabio Gándara señala que Podemos se enfrenta a una constante trampa en la que se le exige que defina al máximo su programa y determine todo lo que va a cambiar cuando llegue al Gobierno, pero el mismo autor considera esta empresa poco menos que imposible teniendo en cuenta el contexto actual, aparte del peligro de defraudar a la ciudadanía si las expectativas generadas por un programa poco realista acaban por no corresponderse con la realidad. Por eso, recomienda moderar las expectativas y centrarse en esbozar unas líneas maestras. No obstante, la formación muestra en su web otro documento, denominado “Documento final del programa colaborativo” que sirve para hacerse una idea de por dónde podrían ir los tiros y en el que se mezclan grandes líneas (plan de rescate ciudadano centrado en la creación de empleo decente en los países del sur de Europa, reorientación del sistema financiero para consolidar una banca al servicio del ciudadano, recuperación del control público de sectores estratégicos de la economía, auditoría ciudadana de la deuda, …) con otros aspectos bastante concretos (jornada laboral de 35 horas semanales, jubilación a los 60 años, supresión de las ETT, incremento significativo del SMI, derecho a pensiones no contributivas de cuantía mínima igual al citado SMI, …). Algunas de estas propuestas son las que se manejan en Grecia actualmente, lo que puede servirnos para comprobar hasta qué punto son aplicables y qué consecuencias tienen.
LA IMPORTANCIA DEL LENGUAJE
Probablemente a cualquiera que siga las noticias con un mínimo interés, nada de lo anterior le habrá resultado novedoso. No obstante, habréis reparado que hay muchos textos entrecomillados y es con la intención de mostrar el estilo y el lenguaje que se utiliza, de una agresividad culta e intelectual que emplea las palabras justas y huye de los adjetivos que no aportan significado.
Es un lenguaje y un estilo que transmite una actitud hostil, es como si hablara/escribiera alguien que se siente en guerra y no hace concesiones ni prisioneros. Recuerdo que en una entrevista en el programa "Viajando con Chester", Risto Mejide preguntó a Pablo Iglesias por qué estaba siempre cabreado, pero es probable que no sepa expresarse de otro modo en este ámbito. Esta clase de lenguaje solo la entienden quienes comulgan con el movimiento, divisor, muy de bandos, en la línea del conmigo o contra mí (Aznar dixit), en su versión con el pueblo o contra el pueblo, lo viejo contra lo nuevo, los de abajo contra los de arriba.
La pelea y la división interesan como estrategia y el lenguaje se presenta como una herramienta muy útil, pero puede volverse incontrolable y crea serias dudas de que alguien que llame casta o gentuza a otros, sea capaz luego de gobernar para todos. Ojalá me equivoque y que, por encima de la forma, prime finalmente el contenido y consigamos que la política... sea otra cosa.
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