En noviembre de 2009, la Asamblea General de las
Naciones Unidas proclamó el 18 de julio «Día Internacional de Nelson Mandela», por el que se pretende reconocer la contribución del ex
Presidente de Sudáfrica a la cultura de la paz y la libertad.
Sin duda que estamos ante uno de los personajes
históricos que más influencia ha ejercido en el último siglo de nuestra
historia, el hecho de que se le hiciera este reconocimiento en vida y que fuera
a iniciativa de una de las instituciones más importante a nivel internacional
así lo demuestran.
67 MINUTOS
Por Ricardo Martínez Galán
Su mirada
¿Pero qué tiene este hombre que no tengan otros? Mirando
la fotografía de Nelson Mandela que encabeza este post, me llama la atención la
paz y la calidez que transmite. No hay rastro de tensión en esa cara y el pelo
blanco aporta la serenidad que se presume en un anciano. Su mirada es limpia y
segura, como si conociera de antemano lo que el interlocutor va a decirle y,
sin embargo, su expresión no muestra prisa o impaciencia, todo lo contrario, parece
muy acostumbrado a escuchar.
Mucha gente piensa que Nelson Mandela tenía un talento
especial que lo convertía en una persona fuera de lo habitual o lo ordinario.
Algunos lo achacan a un irresistible magnetismo personal, otros lo llaman carisma.
Ambas son expresiones que tratan de explicar lo que no se puede explicar, ese
intangible que hace una persona distinta a las demás. Algunos se empeñan en
negar que haya capacidades que no se puedan trabajar o entrenar (Olivia Fox
Cabane. The charisma myth: how anyone can
master the art and science of personal magnetism), pero si esto fuera
cierto tendríamos una legión de mandelas y eso, desgraciadamente, no se da. Es
más, tengo la sensación de que personajes así no nacen todos los siglos. Personalmente
prefiero pensar que existe ese don sin explicación que marca la diferencia, esa
capacidad natural que no requiere de entrenamiento.
En mi opinión, esa característica diferencial estriba
en un sentido de la trascendencia muy desarrollado. Este tipo de personajes se
sienten llamados a grandes misiones y tienen la capacidad para fascinar y
entusiasmar a muchas otras personas, que a su vez se sienten identificadas con
la misión que les propone y asumen el papel que requiere el éxito de la
empresa. Como señala John T. Marcus, el líder carismático no es el que
empequeñece a los demás, sino el que consigue inspirar a los que le rodean con
el objetivo de sacar lo mejor de ellos.
El legado de Mandela se puede ver en la
Sudáfrica del siglo XXI, pero también es la base de una forma diferente y
universal de estar en el mundo. Su capacidad para convertir una herencia
de dolor y odio en la realidad de una convivencia sana y la promesa de futuro
mejor debe enseñarnos que sólo el diálogo, el respeto, el intercambio y el
conocimiento del otro trazan el camino para la paz y el crecimiento.
Recomiendo la lectura de “Invictus” del periodista John Carlin (o ver la película del mismo
título, dirigida por Clint Eastwood) para comprobar cómo Mandela consigue poner
al equipo de rugby de Sudáfrica (Springbocks, unos de los símbolos del
apartheid) al servicio de una tarea tan imposible como la de la reconciliación
nacional.
Su inspiración
Mandela murió el año pasado, pero su ejemplo sigue
ejerciendo una influencia positiva en el mundo. El 18 de julio de cada año, día
de nacimiento de Nelson Mandela, la ONU se une al llamamiento de la fundación
que lleva su nombre para dedicar 67
minutos de nuestro tiempo a ayudar a los demás. 67 son los años dedicados por
este hombre al servicio de la humanidad en la solución de conflictos, las
relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la
reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y
otros grupos vulnerables, así como la defensa de las comunidades pobres y
subdesarrolladas.
Como nos recuerda la Fundación Nelson
Mandela, el mensaje de la campaña es simple: cada individuo tiene la capacidad
y la responsabilidad de mejorar la realidad cada día. Toma la acción, inspira
el cambio y haz cada día el Día de Mandela.
67 minutos de tu tiempo son un pequeño
gesto de solidaridad con los seres humanos y un paso en el movimiento mundial
para el bien común, en el que todos tomamos conciencia de que el mundo va más
allá de nuestro entorno personal o familiar, de las dificultades que pasan
mucha gente que nos rodea y nos ayuda a valorar las cosas de las que
disfrutamos. Hay multitud de posibilidades, seguro que conoces una ONG, una
fundación, una asociación o alguien a quien puedas echarle directamente una
mano y si no, echa un vistazo en www.hacesfalta.org
No esperes, no te quedes mirando, actúa,
participa, colabora….
Si en el mundo existieran más hombres de verdad, como lo fue Mandela, seguramente la llegada del paraíso se anticiparía.
ResponderEliminar