martes, 15 de julio de 2014

67 MINUTOS




En noviembre de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 18 de julio «Día Internacional de Nelson Mandela», por el que se pretende reconocer la contribución del ex Presidente de Sudáfrica a la cultura de la paz y la libertad.

Sin duda que estamos ante uno de los personajes históricos que más influencia ha ejercido en el último siglo de nuestra historia, el hecho de que se le hiciera este reconocimiento en vida y que fuera a iniciativa de una de las instituciones más importante a nivel internacional así lo demuestran.
 
67 MINUTOS
Por Ricardo Martínez Galán

 
Su mirada

¿Pero qué tiene este hombre que no tengan otros? Mirando la fotografía de Nelson Mandela que encabeza este post, me llama la atención la paz y la calidez que transmite. No hay rastro de tensión en esa cara y el pelo blanco aporta la serenidad que se presume en un anciano. Su mirada es limpia y segura, como si conociera de antemano lo que el interlocutor va a decirle y, sin embargo, su expresión no muestra prisa o impaciencia, todo lo contrario, parece muy acostumbrado a escuchar.

Mucha gente piensa que Nelson Mandela tenía un talento especial que lo convertía en una persona fuera de lo habitual o lo ordinario. Algunos lo achacan a un irresistible magnetismo personal, otros lo llaman carisma. Ambas son expresiones que tratan de explicar lo que no se puede explicar, ese intangible que hace una persona distinta a las demás. Algunos se empeñan en negar que haya capacidades que no se puedan trabajar o entrenar (Olivia Fox Cabane. The charisma myth: how anyone can master the art and science of personal magnetism), pero si esto fuera cierto tendríamos una legión de mandelas y eso, desgraciadamente, no se da. Es más, tengo la sensación de que personajes así no nacen todos los siglos. Personalmente prefiero pensar que existe ese don sin explicación que marca la diferencia, esa capacidad natural que no requiere de entrenamiento.

En mi opinión, esa característica diferencial estriba en un sentido de la trascendencia muy desarrollado. Este tipo de personajes se sienten llamados a grandes misiones y tienen la capacidad para fascinar y entusiasmar a muchas otras personas, que a su vez se sienten identificadas con la misión que les propone y asumen el papel que requiere el éxito de la empresa. Como señala John T. Marcus, el líder carismático no es el que empequeñece a los demás, sino el que consigue inspirar a los que le rodean con el objetivo de sacar lo mejor de ellos.

 
Su legado

El legado de Mandela se puede ver en la Sudáfrica del siglo XXI, pero también es la base de una forma diferente y universal de estar en el mundo. Su capacidad para convertir una herencia de dolor y odio en la realidad de una convivencia sana y la promesa de futuro mejor debe enseñarnos que sólo el diálogo, el respeto, el intercambio y el conocimiento del otro trazan el camino para la paz y el crecimiento.

Recomiendo la lectura de “Invictus” del periodista John Carlin (o ver la película del mismo título, dirigida por Clint Eastwood) para comprobar cómo Mandela consigue poner al equipo de rugby de Sudáfrica (Springbocks, unos de los símbolos del apartheid) al servicio de una tarea tan imposible como la de la reconciliación nacional.

 
Su inspiración

Mandela murió el año pasado, pero su ejemplo sigue ejerciendo una influencia positiva en el mundo. El 18 de julio de cada año, día de nacimiento de Nelson Mandela, la ONU se une al llamamiento de la fundación que lleva su nombre para dedicar 67 minutos de nuestro tiempo a ayudar a los demás. 67 son los años dedicados por este hombre al servicio de la humanidad en la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, así como la defensa de las comunidades pobres y subdesarrolladas.

Como nos recuerda la Fundación Nelson Mandela, el mensaje de la campaña es simple: cada individuo tiene la capacidad y la responsabilidad de mejorar la realidad cada día. Toma la acción, inspira el cambio y haz cada día el Día de Mandela.
 
67 minutos de tu tiempo son un pequeño gesto de solidaridad con los seres humanos y un paso en el movimiento mundial para el bien común, en el que todos tomamos conciencia de que el mundo va más allá de nuestro entorno personal o familiar, de las dificultades que pasan mucha gente que nos rodea y nos ayuda a valorar las cosas de las que disfrutamos. Hay multitud de posibilidades, seguro que conoces una ONG, una fundación, una asociación o alguien a quien puedas echarle directamente una mano y si no, echa un vistazo en www.hacesfalta.org
 
No esperes, no te quedes mirando, actúa, participa, colabora….
 
 

1 comentario:

  1. Si en el mundo existieran más hombres de verdad, como lo fue Mandela, seguramente la llegada del paraíso se anticiparía.

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