Llega la Navidad. Charlando sobre lo que ocurrirá en estas tres semanas, nos resultó llamativa la coincidencia de sentimientos tan diferentes y contradictorios como el religioso y el consumismo, la alegría del reencuentro y la tristeza por los ausencias. Se nos ha ocurrido pensar la navidad con minúscula, la navidad como fenómeno sociológico y le hemos preguntado a los que entienden cómo surgieron estas fiestas y cómo evolucionaron hasta su significado actual. ¡Os esperamos a la vuelta!
Por Candela García
Un poco de historia
• Es la Navidad, ¿una fiesta
nueva?
Realmente, no. La fiesta de
Navidad, acotándola al 24 y 25 de diciembre, es un hecho universal, con
presencia en casi todas las culturas porque lo que se produce en esos días es
el solsticio de invierno, y este hecho es el que genera en casi todos los
pueblos primitivos, un culto al sol con la presencia de hogueras y luminarias.
Los antropólogos, como el escocés,
James G. Frazer en su estudio “La rama dorada” ya describen este rastro en los
distintos rituales de animales sagrados, deidades vegetales o los rituales con
fuego, encontrados en la mayoría de culturas.
• ¿Cuándo se establece el 25 de
diciembre como fiesta cristiana?
Antes del siglo IV no se encuentra
nada en los textos ni en la tradición cristiana ya que la primitiva comunidad
solo contemplaba en su calendario litúrgico dos fiestas: Pascua y Pentecostés.
Con el final de la Edad Antigua y
el comienzo de la Edad Media, es cuando se empieza a poner orden en las cosas y
los papas de la Iglesia católica sustituyen el Natalis Invictus (fiesta en
honor al dios Mitra, que se celebraba en Roma), por el nacimiento de Cristo.
Como apunta el sociólogo José Antonio Gómez Marín, especialista en Sociología del Conocimiento, el mitraísmo era una religión tremendamente parecida a la nueva religión cristiana ya que tenía un salvador, tenía una resurrección, tenía un cielo y un infierno; con ese nuevo orden impuesto, se desplaza la fiesta del Natalis Invictus aunque se seguirán iluminando las calles -como se hace en la actualidad-, pero no en honor del dios Mitra, sino para celebrar el nacimiento de Jesús, comenta Gómez Marín.
Como apunta el sociólogo José Antonio Gómez Marín, especialista en Sociología del Conocimiento, el mitraísmo era una religión tremendamente parecida a la nueva religión cristiana ya que tenía un salvador, tenía una resurrección, tenía un cielo y un infierno; con ese nuevo orden impuesto, se desplaza la fiesta del Natalis Invictus aunque se seguirán iluminando las calles -como se hace en la actualidad-, pero no en honor del dios Mitra, sino para celebrar el nacimiento de Jesús, comenta Gómez Marín.
• ¿Y la leyenda del Portal de Belén?
No será hasta más tarde, en el
siglo XIII, con San Francisco de Asís, cuando comience esta tradición,
incorporando el pesebre como elemento pedagógico que ayudaba a recordar el
nacimiento de Jesús.
San
Francisco, en la Nochebuena de
1223, celebró una misa nocturna, en una cueva
próxima a la ermita de Greccio (Italia) acompañada de una
representación de la escena del nacimiento, con un pesebre, el buey y la mula.
Navidad, hoy
Las estadísticas nos dejan datos
como que el 65% se declara creyente no practicante, pero luego el 90% celebra
la Navidad.
¿Qué significa esto? ¿Cómo
entenderlo?
Según la socióloga Esmeralda
Ballesteros, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, lo que se
produce en estas fechas es la búsqueda de un fenómeno de identidad, el sentir
que pertenecemos a un grupo. Tiene que ver con encontrar espacios y tiempos de
simbolización que den sentido al resto del año.
La mesa no deja de ser una
traslación del altar religioso, ésta convoca y es donde se celebra la reunión,
se celebra el grupo.
La familia se reúne integrando a
todos sus miembros, aunque el resto del año las relaciones sean distantes y no
tan buenas como en muchos casos se quisieran. Incluso si sabemos de alguien que
esté solo, se les brinda un espacio en esa mesa.
También, es curioso comprobar, la
necesidad de hacer todos lo mismo, de una forma mimética: cena, regalos,
decoración…, en busca de esa identidad; y el no lograrlo se considera como un
hecho “desafortunado”, por ejemplo, esto les sucede a aquellos que trabajan en
servicios de emergencias y no pueden estar esa noche en la reunión.
Como nos apunta Esmeralda Ballesteros,
la familia se convierte en ese gran catalizador por el cual los elementos de
tensión se atemperan, para encontrar nuevos ritos contemporáneos con que
simbolizar la vida, para unos afianzar lazos familiares, para otros, una
ocasión de renovar su fe, o ambas cosas.
Trucos, muy útiles, para evitar agobios
Este tiempo navideño también está lleno de prisas, preparación de comidas, regalos, compromisos… si para ti son una época estresante e incluso deprimente, aquí tienes unos consejos para que empieces a disfrutar.
Planifica tu tiempo y adelántate al ajetreo
navideño.
Salir corriendo a
última hora a comprar imprevistos será más caro y agobiante. Haz tus
compras ahora, incluso en el terreno de la alimentación, alíate con el
congelador, ya que puedes comprar antes y a mejor precio.
No te salgas de tu presupuesto. Trázate un plan, calcula de cuanto dinero vas a
disponer y haz cuentas de regalos, comidas y demás. Así evitarás la temida
cuesta de enero.
Además la felicidad, no es una cuestión monetaria, el amor también se
entrega a través de un abrazo, un beso o una caricia.
Deja las diferencias a un lado.
Olvídate de los malos rollos, acepta
a tus amigos y familia tal y como son, incluso cuando sientas que te están
decepcionando, ¡piensa en positivo! Estarás mejor.
Aprende a decir que no, En estas fechas se multiplican los eventos
sociales en nuestra agendas, si decimos que sí a todos y a todo acabaremos
angustiados y no disfrutaremos. Di “no” cuando sea necesario.
No abandones tus hábitos saludables, Si durante todo el año cuidamos nuestra dieta, hacemos ejercicio… el tiempo
navideño no significa licencia para casi todo. Por lo que aunque haya algún
exceso en comidas, en descansar menos… debemos evitar dañar nuestra salud ya
que pueden amargarnos el resto del año.
Dedícate un tiempo a ti mismo.
Párate un momento para respirar, libre del ruido y el ajetreo navideño,
recupera un rato para ti. Porque te sentirás mejor con los que te rodean y
contagiarás tu bienestar a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario