jueves, 19 de diciembre de 2013

SOBREVIVIR A LA NAVIDAD

Llega la Navidad. Charlando sobre lo que ocurrirá en estas tres semanas, nos resultó llamativa la coincidencia de sentimientos tan diferentes y contradictorios como el religioso y el consumismo, la alegría del reencuentro y la tristeza por los ausencias. Se nos ha ocurrido pensar la navidad con minúscula, la navidad como fenómeno sociológico y le hemos preguntado a los que entienden cómo surgieron estas fiestas y cómo evolucionaron hasta su significado actual. ¡Os esperamos a la vuelta!


SOBREVIVIR A LA NAVIDAD
Por Candela García


Un poco de historia

• Es la Navidad, ¿una fiesta nueva?

Realmente, no. La fiesta de Navidad, acotándola al 24 y 25 de diciembre, es un hecho universal, con presencia en casi todas las culturas porque lo que se produce en esos días es el solsticio de invierno, y este hecho es el que genera en casi todos los pueblos primitivos, un culto al sol con la presencia de hogueras y luminarias.

Los antropólogos, como el escocés, James G. Frazer en su estudio “La rama dorada” ya describen este rastro en los distintos rituales de animales sagrados, deidades vegetales o los rituales con fuego, encontrados en la mayoría de culturas.

• ¿Cuándo se establece el 25 de diciembre como fiesta cristiana?

Antes del siglo IV no se encuentra nada en los textos ni en la tradición cristiana ya que la primitiva comunidad solo contemplaba en su calendario litúrgico dos fiestas: Pascua y Pentecostés.

Con el final de la Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media, es cuando se empieza a poner orden en las cosas y los papas de la Iglesia católica sustituyen el Natalis Invictus (fiesta en honor al dios Mitra, que se celebraba en Roma), por el nacimiento de Cristo. 

Como apunta el sociólogo José Antonio Gómez Marín, especialista en Sociología del Conocimiento, el mitraísmo era una religión tremendamente parecida a la nueva religión cristiana ya que tenía un salvador, tenía una resurrección, tenía un cielo y un infierno; con ese nuevo orden impuesto, se desplaza la fiesta del Natalis Invictus aunque se seguirán iluminando las calles -como se hace en la actualidad-, pero no en honor del dios Mitra, sino para celebrar el nacimiento de Jesús, comenta Gómez Marín.

• ¿Y la leyenda del Portal de Belén?

No será hasta más tarde, en el siglo XIII, con San Francisco de Asís, cuando comience esta tradición, incorporando el pesebre como elemento pedagógico que ayudaba a recordar el nacimiento de Jesús.

San Francisco, en la Nochebuena de 1223, celebró una misa nocturna, en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia) acompañada de una representación de la escena del nacimiento, con un pesebre, el buey y la mula.

Navidad, hoy

Las estadísticas nos dejan datos como que el 65% se declara creyente no practicante, pero luego el 90% celebra la Navidad.

¿Qué significa esto? ¿Cómo entenderlo?

Según la socióloga Esmeralda Ballesteros, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, lo que se produce en estas fechas es la búsqueda de un fenómeno de identidad, el sentir que pertenecemos a un grupo. Tiene que ver con encontrar espacios y tiempos de simbolización que den sentido al resto del año.

La mesa no deja de ser una traslación del altar religioso, ésta convoca y es donde se celebra la reunión, se celebra el grupo.

La familia se reúne integrando a todos sus miembros, aunque el resto del año las relaciones sean distantes y no tan buenas como en muchos casos se quisieran. Incluso si sabemos de alguien que esté solo, se les brinda un espacio en esa mesa.

También, es curioso comprobar, la necesidad de hacer todos lo mismo, de una forma mimética: cena, regalos, decoración…, en busca de esa identidad; y el no lograrlo se considera como un hecho “desafortunado”, por ejemplo, esto les sucede a aquellos que trabajan en servicios de emergencias y no pueden estar esa noche en la reunión.

Como nos apunta Esmeralda Ballesteros, la familia se convierte en ese gran catalizador por el cual los elementos de tensión se atemperan, para encontrar nuevos ritos contemporáneos con que simbolizar la vida, para unos afianzar lazos familiares, para otros, una ocasión de renovar su fe, o ambas cosas.

Trucos, muy útiles, para evitar agobios

Este tiempo navideño también está lleno de prisas, preparación de comidas, regalos, compromisos… si para ti son una época estresante e incluso deprimente, aquí tienes unos consejos para que empieces a disfrutar.

Planifica tu tiempo y adelántate al ajetreo navideño. Salir corriendo a última hora a comprar imprevistos será más caro y agobiante. Haz tus compras ahora, incluso en el terreno de la alimentación, alíate con el congelador, ya que puedes comprar antes y a mejor precio.
No te salgas de tu presupuesto. Trázate un plan, calcula de cuanto dinero vas a disponer y haz cuentas de regalos, comidas y demás. Así evitarás la temida cuesta de enero. Además la felicidad, no es una cuestión monetaria, el amor también se entrega a través de un abrazo, un beso o una caricia.
Deja las diferencias a un lado. Olvídate de los malos rollos, acepta a tus amigos y familia tal y como son, incluso cuando sientas que te están decepcionando, ¡piensa en positivo! Estarás mejor.

Aprende a decir que no, En estas fechas se multiplican los eventos sociales en nuestra agendas, si decimos que sí a todos y a todo acabaremos angustiados y no disfrutaremos. Di “no” cuando sea necesario.

No abandones tus hábitos saludables, Si durante todo el año cuidamos nuestra dieta, hacemos ejercicio… el tiempo navideño no significa licencia para casi todo. Por lo que aunque haya algún exceso en comidas, en descansar menos… debemos evitar dañar nuestra salud ya que pueden amargarnos el resto del año.

Dedícate un tiempo a ti mismo. Párate un momento para respirar, libre del ruido y el ajetreo navideño, recupera un rato para ti. Porque te sentirás mejor con los que te rodean y contagiarás tu bienestar a los demás.

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