jueves, 21 de noviembre de 2013

LA BANCA ÉTICA. OTRO MUNDO ES POSIBLE


La banca ha sido y sigue siendo protagonista destacado en esta crisis. Se han dedicado miles de páginas y de horas a analizar cuál ha sido su papel, así que no es necesario que lo hagamos nosotros. Creemos que ya ha habido tiempo suficiente para lamentarse y sacar conclusiones, preferimos mirar adelante y en ese sentido, nos ha parecido interesante contribuir a que se conozcan opciones nuevas, diferentes. Por eso le hemos pedido a dos antiguos alumnos que nos hablen del proyecto en el que participan: una banca distinta, socialmente responsable. 
  
M. Eulalia Serrano Pérez (P. 1989) 
José María Montanero Fernández (P. 1987)


Una crisis no solo económica

Cuando hablamos de banca ética, la primera reacción del interlocutor suele ser de incredulidad total. En el mejor de los casos te responden con una cara de asombro. ¿“Eso” existe?. ¿Es posible?. Vamos a ver que sí y cada vez con mejores perspectivas.

Lo que ocurre es que, desgraciadamente, la economía y sus finanzas parecen haber tomado un camino cada vez más lejos de la ética. La consecuencia la tenemos sobre nosotros: LA CRISIS que, como muchos autores defienden, es antes una crisis de valores que una crisis económica.

La brecha entre ética y economía es algo relativamente reciente. De hecho, en sus inicios, el modelo capitalista fue construido sobre la condición necesaria de la ética de las personas. Fue el propio Adam Smith, en su “Teoría general de los sentimientos morales”, el que defendió que el interés propio debía estar orientado por virtudes como la humanidad, la justicia, la simpatía y la generosidad. No son muchos los que lo recuerdan, y menos aún los que lo ponen en práctica.

Centrándonos en la posible ética de la banca, no podemos dejar de lado que la banca, como intermediación financiera, no deja de ser una herramienta al servicio de la sociedad, un “te confío mi dinero para que lo prestes”. Así el dinero fluye y puede financiar proyectos que creen empleo y riqueza. El dinero sólo es un instrumento, un medio que debería estar al servicio de las personas. El problema es que ha dejado de ser un medio, para convertirse en un fin en sí mismo. Todos lo hemos puesto en el centro. Más que nadie la banca, que se ha convertido en el negocio de la especulación y la codicia.

Como ha señalado el Papa Francisco las que dominan son las dinámicas de una economía y de unas finanzas que carecen de ética. El que manda hoy no es el hombre, es el dinero. Hombres y mujeres son sacrificados a los ídolos de la ganancia y del consumo”.

Es cierto que hay muchos culpables en las altas esferas, pero no podemos ignorar que todos somos un poco culpables. Todos hemos llegado a entender como algo natural que nuestro dinero debe generarnos más dinero, que nuestros ahorros tienen que recibir el máximo interés del mercado. Y si pedíamos un préstamo (cuando los daban) exigíamos el mínimo interés. Para muchos de nosotros, el criterio de decisión sólo era el precio, y no si era un banco comprometido con nuestra zona, o si creaba puestos de trabajo. Por no decir que pocos son los que se interesaban por dónde se invertía su dinero. No interesaba saber si nuestro dinero servía para especular con el precio de los alimentos, para financiar alguna organización oscura, o quizá el negocio de las armas. A la mayoría nos daba lo mismo (hasta ahora), con tal de que nos dieran nuestros intereses al final del mes. No queríamos saber nada. Y probablemente hubiéramos seguido sin saberlo, si se nos hubiera ocurrido preguntar.


Asumir la responsabilidad

Ante esa realidad, la banca ética se planteó hace ya algunos años que otro mundo era posible y que estaba en nuestra mano conseguirlo, si tomábamos consciencia de la realidad, y decidíamos hacernos responsables de todos nuestros actos de consumo, incluyendo los relacionados con la intermediación financiera. Porque la banca ética forma parte de un movimiento más amplio, que defiende un consumo responsable, humano y humanizante, y empeñado en preservar el planeta para las futuras generaciones.

La banca ética nos ha llevado a ser conscientes del poder de nuestras pequeñas y grandes decisiones
Como parte de este movimiento, la banca ética se dirige a ahorradores a los que les importe dónde se invierte su dinero, más que cuánto interés les genera, con la promesa de financiar únicamente proyectos de economía real, con impacto social, medioambiental o cultural. Sin olvidar que la característica esencial de estos bancos es la transparencia radical, con información disponible sobre los proyectos en los que invierten y sobre toda su actividad. Son bancos participativos, comprometidos con su entorno y con la construcción de un mundo más humano, donde todos podemos sentirnos protagonistas y también responsables.

En España, operan dos entidades con ficha bancaria pertenecientes a este grupo de bancos, el banco holandés Triodos Bank (www.triodos.es) y FIARE (www.proyectofiare.com), proyecto genuinamente español, creado desde la base por una red de entidades del tercer sector y actualmente en proceso de integración en un proyecto paneuropeo, junto con la cooperativa de crédito italiana Banca Popolare Etica. 

Ambas entidades se integran en la red internacional de bancos éticos Global Alliance for Banking on Values (www.gabv.org), que reúne a 25 entidades comprometidas con los principios de la banca sostenible, para las que el beneficio económico es necesario, pero no es su único objetivo, sino un medio para lograr beneficios sociales, culturales y medioambientales para su comunidad. Pertenecen a esta red, tanto bancos del primer mundo, que pretenden ofrecer un servicio coherente con sus valores a clientes comprometidos, y también bancos de países en desarrollo, implicados en la lucha contra la pobreza y el deterioro de la población a la que atienden.  Como dato esperanzador, podemos añadir que estas entidades están en plena expansión. Cada vez son más los clientes que se acercan a ellas desengañados de la banca tradicional, más aún a raíz de la crisis financiera internacional. Aún se trata de bancos minoritarios, pero ya hay autores que defienden que los bancos éticos europeos llegarán a atender a mil millones de clientes en 2020. 


No obstante, sea cual sea su volumen de negocio, quizá la parte más importante esté siendo su labor de concienciación. A algunos de nosotros, descubrir la banca ética nos ha llevado a ser conscientes del poder de nuestras pequeñas y grandes decisiones. Para muchos está siendo fuente de inspiración, de esperanza y de entusiasmo para seguir apostando por la tarea de lograr un mundo más habitable para todos.


Finanzas como instrumento 
de desarrollo solidario

De hecho, con esa misma vocación se han creado en España numerosas experiencias de asociaciones parabancarias, a nivel local o regional, que pretenden canalizar las aportaciones de sus socios y donantes hacia microayudas reintegrables, o pequeños préstamos, que se entregan a personas o colectivos sin acceso a la banca tradicional. El hecho de que sean reintegrables, permite volver a poner el dinero en circulación y multiplicar la capacidad de financiación de los depósitos disponibles. A esto se unen los efectos psicológicos beneficiosos para los receptores de la ayuda, a los que se transmite un mensaje de confianza y responsabilidad que les anime a tomar las riendas de su destino.


Dentro de este movimiento, se inserta nuestra asociación FIDES-Banca Ética, Finanzas como Instrumento de Desarrollo Solidario(www.fidesbancaetica.com), fundada recientemente con la vocación de apoyar con carácter preferente a personas sin acceso a la banca convencional, que deseen crear o mantener su puesto de trabajo. Entre socios y donantes, estamos creando un fondo que servirá para financiar preferentemente este tipo de proyectos. Se espera que los beneficiarios devuelvan la ayuda (sin intereses) en un plazo de tiempo establecido, de forma que el dinero pueda mantenerse en circulación para apoyar nuevas empresas. 


El proyecto pretende  apoyar a personas sin acceso a la banca convencional
Los socios podrán retirar sus depósitos cuando lo estimen oportuno, asumiendo parcial o totalmente las pérdidas asociadas a los impagos de los créditos concedidos por la Asociación. Para ello, cuando un socio retire su depósito, se le devolverá la cantidad depositada descontando un porcentaje igual al porcentaje de impago presentado por la Asociación en la fecha de solicitud de retirada del depósito (en todo caso, el porcentaje descontado no superará el 20%). Por lo tanto, se trata de una asociación nacida con la vocación de “compartir pérdidas” (en lugar de beneficios) en favor de quienes más lo necesitan. Contaremos con la colaboración de Caritas Diocesana en la selección de posibles proyectos y su seguimiento hasta la devolución de las microayudas. Desde aquí, invitamos a sumarse a todos los que crean en esta aventura (podéis solicitar más información en fidesbancaetica@gmail.com).

En cualquier caso, merece la pena profundizar en la actividad de todas estas organizaciones, como ejemplo de colectivos y personas que sueñan y trabajan por un mundo mejor. Otro mundo es posible y está en nuestra mano conseguirlo. Ese es el mensaje.


1 comentario:

  1. La desaparición de Cajas y su obra social es un hueco que vamos a notar y mucho en los próximos años, tal vez ese sea el espacio de este tipo de banca ética

    ResponderEliminar