martes, 9 de diciembre de 2014

DERECHOS HUMANOS


El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un texto surgido de las tripas de la Segunda Guerra Mundial, en la que millones de personas habían padecido crueldades injustificables, tal y como quedó reflejado en el preámbulo de la Declaración: “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han causado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad”. Tan conscientes fueron los países de esta circunstancia que tomaron la firme decisión de elaborar un código moral, ético y sobre todo jurídico que amparase lo que desde la Revolución Francesa se reconocía como los derechos inalienables del hombre. 
DERECHOS UNIVERSALES E INALIENABLES

Desde la firma de la Declaración, se ha ido ampliando la legislación de derechos humanos, para abarcar normas concretas relativas a la mujer, la infancia, las personas con discapacidad, las minorías, los trabajadores migrantes y otros grupos vulnerables, que ahora son titulares de derechos que los protegen de prácticas discriminatorias frecuentes desde hacía largo tiempo en muchas sociedades. 

Aunque no forma parte del derecho internacional vinculante, gracias a su aceptación por países de todo el mundo ha adquirido un gran peso moral y se utilizan como baremo de la conducta de los Estados. Además, las Naciones Unidas han aprobado muchos tratados que obligan jurídicamente a los Estados a garantizar los derechos fundamentales de sus ciudadanos. Los más importantes son el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus dos Protocolos Facultativos (sobre el procedimiento de quejas individuales y la pena de muerte) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y su Protocolo Facultativo. La Declaración, junto con esos dos Pactos y sus Protocolos, constituyen la Carta Internacional de Derechos Humanos. También en las leyes fundamentales o constituciones de muchos países se cita la Declaración Universal o se incluyen sus disposiciones. La nuestra reproduce gran parte de la Declaración y en su artículo 10 establece que “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.

A lo largo de sus treinta artículos, la Declaración establece que los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que tienen derecho a la vida, la libertad y la seguridad de su persona, a la libertad de expresión, a no ser esclavizados, a un juicio justo y a la igualdad ante la ley. También a la libertad de circulación, a una nacionalidad, a contraer matrimonio y fundar una familia así como a un trabajo y a un salario igualitario. Todo ser humano, por el mero hecho de serlo, posee estos derechos, sin ningún tipo de discriminación. Es más, los derechos humanos son inalienables, de manera que nadie los puede “otorgar” o “quitar”. 


DETENCIÓN ILEGAL Y TORTURA

La Declaración Universal de los Derechos Humanos no puede concebirse hoy como un objetivo conseguido porque aún queda muchas partes del planeta en las que este código ético sigue siendo una utopía, pero lo dantesco es que incluso en las sociedades avanzadas como la nuestra se dan episodios que no nos permiten bajar la guardia.
 
EL DATO
"180 países del mundo violan de algún modo los derechos humanos. España es uno de los países que sí vulnera los DDHH pero sobre todo se debe a los recortes que se ha realizado en los últimos años" Fuente: Consejo de Europa, Informe Internacional,Nils Muiznieks. 
 
De la treintena de artículos de la Declaración de los Derechos Universales del Hombre, hay dos que hacen referencia a situaciones especialmente graves e inaceptables, porque constituyen ataques directos a la dignidad de la persona en la que está fundamentado el texto:
El derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona
(Art. 3).
Y la prohibición de las torturas, penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (Art. 5).

La idea de los derechos humanos partió de la necesidad de proteger al individuo contra el uso arbitrario del poder del Estado y es en estos dos ámbitos en los que con más intensidad se refleja. Todos tenemos presentes estos días la desaparición de cuarenta y tres estudiantes mexicanos a manos de policías y sicarios dirigidos por el alcalde de Iguala y su esposa, o las imágenes de unos Mossos d´Esquadra propinando una paliza a un detenido en comisaría y que, después de ser encontrados culpables por el Tribunal Supremo por un delito de torturas, fueron indultados por el Gobierno de España.

Precisamente este año, el 10 de diciembre coincide con el 30 aniversario de la aprobación en Naciones Unidas de la Convención contra la Tortura. A pesar del avance innegable que supuso, en los últimos cinco años Amnistía Internacional ha denunciado torturas y otras formas de malos tratos en al menos 141 países. Desde 1984, 155 Estados han ratificado la Convención contra la Tortura de la ONU, de los que Amnistía Internacional investiga a 142. En 2014, en al menos 79 de ellos siguen apareciendo casos de tortura. Otros 40 Estados miembros de la ONU no han adoptado la Convención, aunque la prohibición legal mundial de la tortura les obliga a hacerlo.
 
España ratificó la Convención contra la Tortura en 1987, pero tampoco se libra de esta lacra. Amnistía Internacional denuncia algunos puntos negros del sistema: régimen de incomunicación para personas acusadas de “terrorismo”; malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad en el contexto de manifestaciones; devoluciones o extradiciones de personas a sus países de origen sin tener en cuenta si pueden tener riesgo de sufrir malos tratos o tortura a su regreso. Los sucesivos Gobiernos no han establecido de manera suficiente las medidas y mecanismos necesarios para prevenir la tortura bajo custodia de los cuerpos y fuerzas de seguridad (como, por ejemplo, la introducción de videocámaras en todos los lugares donde las personas están detenidas), ni para investigarla de manera exhaustiva, independiente e imparcial cuando ocurre. Cuando las investigaciones llegan a producirse, no son a través de mecanismos independientes, y en muchos casos terminan en impunidad, al no poder identificarse a los responsables. Algo que se obstaculiza aún más en la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, que tampoco resuelve los problemas apuntados, incluso los agrava en algún caso, como puede ser el de las expulsiones.


TÚ TAMBIÉN PUEDES APORTAR

Para celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos, millones de activistas y simpatizantes de Amnistía Internacional en todo el mundo participan en la campaña “Actúa, cambia una vida", firmando peticiones, escribiendo cartas, organizando actos y enviando tuits para pedir, entre otras cosas, juicios justos y que mejoren las condiciones de reclusión de personas concretas, con nombre y apellidos, que están sufriendo violaciones de sus derechos humanos, como detención arbitraria o tortura. Los tristes protagonistas de la campaña de 2014 serán:

Erkin Musaev, funcionario de Naciones Unidas en Uzbekistán, acusado de espionaje, y condenado a 20 años de prisión tras 3 juicios injustos en los que se admitieron como prueba confesiones conseguidas bajo tortura.

Moses Akatugba, nigeriano detenido cuando tenía 16 años como sospechoso de un atraco a mano armada, algo que él afirma no haber cometido. Pasó tres meses bajo custodia policial y confesó tras haber sido brutalmente torturado. Ha sido condenado a muerte. 

Chelsea Manning, una soldado estadounidense que se halla cumpliendo una condena de 35 años de prisión por haber filtrado material reservado del Gobierno al sitio web Wikileaks. Sus condiciones de reclusión han sido calificadas por el Relator Especial de la ONU sobre Tortura como crueles e inhumanas.



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